lunes, 27 de abril de 2020

Siesta de lunes


Siesta de lunes


          El lunes Felipe salió de la escuela con un poco de sueño y mucho  hambre; sin embargo, camino a su casa  se detuvo a recoger una lámpara que estaba tirada en el gran basural.
          Decidió frotarla con la manga de su guardapolvo; lo hizo con fuerza y rapidez; de pronto una gran nube blanca salió del adorno y Jirón, el genio, se desperezó y dijo:
         – ¿Quién osa despertarme? ¡Hace miles de años que estoy aquí tranquilo durmiendo la siesta!
          - Yo, Feli
          - ¿Con este día nublado se te ocurre frotar la lámpara? Bueno, ya que me hiciste salir tenés derecho a pedir 3 deseos. Sólo 3. Pensá bien

          - Mmmm deseo... ¡volar!

          Jirón frotó sus manos y las estiró con fuerza hacia adelante y una lluvia de brillos cubrió el lugar. Dijo las palabras mágicas: ¡cataplím, cataplám, cataplúm!

          Y una hermosa avioneta apareció ante sus ojos.

          Asombrado Feli le dijo:
         - Y ahora qué hago con esto?
         - ¡Volar!
         - No sé manejar una avioneta. ¡Soy un niño!
         - Ese… no es mi problema…

           Feli se golpeó la frente con su mano derecha y lo miró... con un poco de bronca y mucho de desilusión.

          - Te quedan 2 deseos… Pensá bien.

           Luego de pensar un rato, dijo:

           - Quisiera…¡conocer el mar!


           Jirón frotó sus manos y las estiró con fuerza hacia adelante y una lluvia de brillos cubrió el lugar. Dijo las palabras mágicas: ¡cataplím, cataplám, cataplúm!

           Y en un abrir y cerrar de ojos Feli estaba en un barco pesquero en el medio del Mar Negro. Sus manos pequeñitas sostenían una red llena de peces. Los otros marineros le gritaban que no la soltara. Feli ya no podía más, sus fuerzas lo abandonaban. Estaba empapado y muerto de frío cuando...  de pronto volvió a la realidad.

           Enfurecido, le dijo al genio:

           - ¿Eso fue de verdad, genio loco? ¡Casi muero allí!
           - Ese… no es mi problema. ¡Pide bien tus deseos! ¡Tú dijiste mar y yo te mandé al mar! Último deseo y sigo durmiendo mi siesta.
          

          - Estoy cansado de que me carguen en la escuela por ser el más bajo de la fila; entonces... deseo ser grande y alto.

          Jirón frotó sus manos y las estiró con fuerza hacia adelante y una lluvia de brillos cubrió el lugar. Dijo las palabras mágicas: ¡cataplím, cataplám, cataplúm!


          Y lo convirtió en un hermoso edificio de 20 pisos.

          Y feliz, Jirón, de haber cumplido con su obligación,  se metió en su lámpara, y así, como si nada hubiera pasado, siguió durmiendo la siesta.



Imagen: lagenda.org