El
bote
Todos
los días a la misma hora, en el mismo cauce del río, sobre el bote
destartalado pero fiel, se procuraba el alimento diario.
Desde
hacía cinco meses tenía dos bocas más que alimentar: la de su
nueva compañera y el hijo de ésta, un chiquillo de cinco años.
Sobre
el puente, el francotirador despechado esperó ansioso.
Apuntó
certeramente. Gatilló. Volaron las aves desesperadas. Un ruido
punzante atravesó la tranquilidad del lugar. Algo cayó al agua…
El
bote se dio vuelta y se hundió. Estaba hecho.
Fotografía de: Fotocommunity